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TRAFICO DE FAUNA SILVESTRE, EL TELÓN DE FONDO TRAS LA PANDEMIA DEL COVID-19

Publicado 27 de Marzo 2020

¿PERDEMOS SALUD SI PERDEMOS ECOSISTEMAS?

La disminución de bosque, selva o cualquier cobertura vegetal hace que se pierda agua y que los animales silvestres entren más fácilmente en contacto con seres humanos y redes de tráfico. Por lo menos, el comercio de fauna en China para consumo humano ha degenerado en transmisión de enfermedades de animal a humano desde hace muchos años y nos tiene ahora en la encrucijada de un coronavirus más contagioso. Un biólogo de la CVC nos habló del tema y usted puede ver la entrevista en https://www.youtube.com/watch?v=yQzZcjm1JD8&feature=youtu.be

B-070 Cali, 27 de marzo de 2020

El análisis del árbol genético del covid-19 indica que se originó en murciélagos pero todavía no se sabe si el virus saltó directamente desde murciélagos o hubo un animal hospedador intermedio. Otra fuerte hipótesis se basa en el consumo de pangolín -que es huésped intermediario de virus transmitidos por murciélagos-, el animal más traficado del mundo y deseado por sus escamas. Sea como sea, en China se ingiere mucha carne animal semicocida o cruda, lo que ha sido el caldo de cultivo propicio para la aparición de un coronavirus de alto crecimiento exponencial que a la fecha ha matado a 18.565 personas y tiene a 416.916 infectados en 186 países. Sin embargo, el asunto tiene mayor calado y se relaciona con el tráfico de fauna silvestre que implica, muchas veces, impactar hábitats para acceder más fácilmente a los animales, que se suma a la ya pérdida de coberturas vegetales por las múltiples actividades económicas del ser humano y el crecimiento de nuestra población.  

En el Informativo CVC estuvo como invitado el biólogo Gustavo Trujillo, reconocido profesional al servicio de la autoridad ambiental vallecaucana, quien habló sobre este tema que tiene en jaque a la humanidad y conversó también sobre algunas malas costumbres ancestrales de los vallecaucanos frente a especies silvestres. "Aquí también tenemos la cultura de consumir 'carne de cacería' o 'carne de monte' y como lo decían los especialistas a nivel mundial, puede que el que consuma la carne no se infecte si ésta pasó por un proceso de cocción y eventualmente mueren los virus y las bacterias, pero aquellos que procesaron la carne son potenciales transmisores de cualquiera de los patógenos de estos animales", dijo el experto.

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Como se ve, Colombia y el Valle del Cauca no son ajenos a este fenómeno y delito ambiental con el que no solamente se capturan ejemplares de fauna para meterlos en jaulas, exhibirlos o tenerlos en casa, sino para el uso de sus pieles, tenerlos como trofeos o usar partes de sus cuerpos como afrodisiaco. "Hay gente que considera que el armadillo tiene una cura tradicional, pero desconocen que este animal es un reservorio del bacilo de Hansen, que produce la lepra. Supongamos que la persona se cure del asma, pero queda con lepra; los reptiles tienen patógenos que nos producen problemas gástricos o de disentería. El hecho que tengamos contacto con los animales no nos exime de que esos patógenos o microorganismos que están en ellos no puedan pasar. Se requiere una situación clara en que puedan atravesar esa barrera entre el animal y el humano, que se conoce como zoonosis, y que de ahí se pueda transmitir de humano a humano", explicó Trujillo.  

Un informe de WWF Italia destaca que los bosques son "nuestro antivirus" y su pérdida rompe equilibrios ecológicos que son capaces de anular microorganismos que pueden entrar al ser humano. En este sentido, los bosques son una barrera natural que evita que la humanidad se exponga a dinámicas propias de la fauna silvestre y a microbios que interaccionan con ella. Por otra parte, un artículo publicado en Blogs del Banco Mundial sobre el "efecto pangolín" afirma que "las actividades antropogénicas están eliminando el efecto amortiguador que proporciona la biodiversidad y los ecosistemas, aumentando así el riesgo de una nueva pandemia". La fragmentación de hábitats es producto de actividades económicas, la urbanización y el rápido crecimiento poblacional. Inclusive, el cambio climático puede ser un catalizador para que se acelere la aparición de especies invasoras y se desplace el efecto sombrilla o protector de las especies silvestres. 

Las Enfermedades Infecciosas Emergentes (EIE) no son resultado exclusivo de prácticas gastronómicas o populares que solo le adjudicamos a los asiáticos; hay que sacarse ese mito de la cabeza. Recuerde que la continuidad de la fauna silvestre en su respectivo hábitat es el mejor indicador de la salud de los ecosistemas y es antinatural sacarla de ellos, así como es ilógico seguir pensando, sin ninguna evidencia científica, que el consumo de "carne de monte" es medicinal. La mejor cura frente a pandemias como el covid-19, aparte de lavarse bien las manos, es dejar que la fauna silvestre se quede donde pertenece y que los seres humanos dejemos de depredar su casa y, por supuesto, a ella misma.
 

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