CONTROLES CONTRA EL TRÁFICO DE FLORA Y FAUNA
Los puntos de control en vías del departamento y en el Aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, revelan la cara funesta de actos en el que aún persisten unos pocos: el tráfico de especies silvestres. La CVC hace un llamado a la ciudadanía para que denuncie.
B-053 Cali, 2 de abril de 2024
Durante la Semana Santa, la CVC, la Policía Nacional y la Armada Nacional de Colombia se articularon para realizar operativos y montar puntos de control sobre las vías del Valle del Cauca, el litoral Pacífico y los puertos aéreos. De esta manera, realizaron decomisos de material vegetal y animal que algunas personas transportaban sin ninguna clase de permiso o salvoconducto.
Las incautaciones se dieron en Buenaventura, gracias a la acción de la Armada, con la confiscación de 130 unidades de material vegetal, representado en un volumen de 11,7 metros cúbicos de cuángare y sande. El primer árbol es comercialmente conocido como otobo, puede alcanzar los 35 metros de altura y se usa para carpintería, cajonería, construcciones livianas, juguetería, productos moldurados para revestimiento de interiores, tableros enlistonados, formaletas y aglomerados. El sande puede llegar hasta los 50 metros de alto y su madera es usada para fines casi similares a los del otobo.
Por su parte, la CVC y la Policía decomisaron en Cartago 85 cogollos de hojas de palma de cera, una especie que es hábitat para muchas otras de fauna y flora, como el loro orejiamarillo. Esta palma se encuentra en peligro de extinción y por tal motivo, la CVC distribuyó 90 mil plántulas de palmas areca y manila en distintas parroquias del Valle del Cauca, con el fin de evitar el uso del árbol nacional de Colombia.
Fauna
En el Aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, la autoridad ambiental vallecaucana y la Policía realizaron la revisión de equipajes y paquetes, que se dirigían tanto a destinos nacionales como internacionales. Fue así como incautaron la dolorosa cifra de 35 kilos de carne o partes de especies como tollo, cangrejo, raya y guagua. El material orgánico provenía de Nariño y Cauca, de municipios como Tumaco, Guapi y López de Micay.
Los responsables del aprovechamiento ilícito de especímenes, productos o partes de flora y fauna, podrían enfrentar penas de prisión entre 60 y 135 meses, y una multa entre 134 y 43.750 salarios mínimos legales mensuales vigentes. Por su parte, el tráfico de fauna podría ser sancionado con penas de prisión entre 60 y 135 meses, y multas entre 300 hasta los 40.000 salarios mínimos legales mensuales vigentes. La exportación o comercialización de tiburones o rayas, por ejemplo, aumenta la pena de una tercera parte a la mitad.
La CVC, más que disuadir al infractor frente a la sanción penal o administrativa, quiere recordar que el tráfico de especies de la vida silvestre representa la destrucción de ecosistemas y la afectación directa sobre los recursos naturales como el agua, el suelo o el aire. La extinción de una especie repercute directamente sobre otras y eso genera desequilibrios en el ambiente. La invitación es a proteger nuestro entorno y a denunciar todas aquellas conductas lesivas.
“La CVC, más que disuadir al infractor frente a la sanción penal o administrativa, quiere recordar que el tráfico de especies de la vida silvestre representa la destrucción de ecosistemas y la afectación directa sobre los recursos naturales como el agua, el suelo o el aire. La extinción de una especie repercute directamente sobre otras y eso genera desequilibrios en el ambiente. La invitación es a proteger nuestro entorno y a denunciar todas aquellas conductas lesivas”, afirmó Marco Antonio Suárez Gutiérrez, director general de la CVC.
Redactó: Mauricio Guzmán Ferraro – Comunicaciones CVC
Revisó: Wilson García - Comunicaciones CVC
